Las mutuas colaboradoras con la Seguridad Social tienen como principal objetivo la gestión de la prestación de las contingencias de accidente de trabajo y enfermedades profesionales. Es decir, trabajan por y para la reducción de la siniestralidad laboral de sus empresas mutualistas.
Según los últimos datos ofrecidos por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, los accidentes de trabajo crecieron un 5,6% durante el pasado año. Pero este dato no debe analizarse nunca solo. Debe ir acompañado de la cifra de afiliación de trabajadores a la Seguridad Social, que durante 2017 creció un 3,2%. Es evidente que a mayor afiliación a la Seguridad Social, mayor probabilidad de aumento en el índice de siniestralidad laboral.
Sin embargo, observando estos datos podemos ser algo optimistas, ya que durante el año 2016, los accidentes laborales crecieron un 8%, y por tanto, teniendo en cuenta el 5,6% de este pasado año, podemos afirmar que el crecimiento de la siniestralidad laboral se está desacelerando.
Las cifras varían considerablemente de una comunidad autónoma a otra, por ello es muy importante hacer un análisis geográfico de determinados indicadores como son el número de bajas médicas respecto al total de afiliados, así como la duración media de estos procesos.
Otro dato relevante es el origen de estas bajas. Según el último estudio presentado por Asepeyo, el 20% de los casos con baja son debidos a patologías cervicales, lumbares y dorsales, y los sectores de actividad con mayor índice de incidencia son la construcción, la hostelería y la industria manufacturera. Las de menor índice, el comercio y la educación.