Una buena alimentación, equilibrada y coherente con el esfuerzo y la actividad en el trabajo, resulta fundamental y de gran influencia a la hora de mantener y mejorar el rendimiento profesional. Por ello, es importante que empleados y empresa estén en sintonía
Recién estrenada la primavera y con la mirada puesta en la llegada del buen tiempo, podemos encontrarnos algo inseguros con nuestro cuerpo. Notamos que nuestro físico ha cambiado, generalmente por algún kilo de más ganado durante el invierno.
La buena alimentación es un factor determinante para mejorar la salud y lograr prevenir muchas enfermedades crónicas. Controlar la nutrición en el ámbito laboral contribuye a mantener y mejorar el rendimiento profesional. Además, el lugar habitual de trabajo constituye un emplazamiento lógico y adecuado para la formación en materia de alimentación.
En condiciones idóneas la nutrición saludable es un auténtico remedio contra el estrés y la ansiedad creados en este entorno. Las pausas para comer son períodos de descanso y ayudan a fomentar los vínculos con compañeros de trabajo y liberar tensiones. Diversos estudios han constatado las deficiencias nutricionales más habituales entre la población activa que debe almorzar en su lugar de trabajo. La falta de hierro, presente en carne, cereales y legumbres favorece los cuadros de anemia relacionados con falta de concentración y memoria. Los frutos secos, cacao o germen de trigo son ricos en magnesio; su déficit aumenta el riesgo de padecer insomnio o ansiedad. La vitamina B12, abundante en huevos o lácteos, y la B6 que se encuentra en carne y pescado azul, son fundamentales para el buen funcionamiento del sistema nervioso.
Las necesidades calóricas de cada persona se clasifican en función de la actividad física que desarrolla en el ámbito laboral:
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- Los trabajos ligeros se atribuyen a personal de oficina o comercios
- Los trabajos activos y muy activos, a los sectores de Industria, Construcción y Agroalimentario
Es justo reconocer que cada vez es mayor el compromiso empresarial en promover hábitos de alimentación saludables. Se efectúan inversiones en la calidad, seguridad y subvención de los alimentos, así como mejoras en cocinas y comedores. Las denominadas kítchenettes nacen como pequeñas áreas para cocinar o calentar comida, así como instalaciones para almacenaje y limpieza. Es de obligado cumplimiento para el empresario, un adecuado mantenimiento que proporcione a los trabajadores niveles elevados de confort y comodidad.
La clave para el menú diario es saber escoger y combinar las diferentes opciones. En los comedores comunes de menú una buena opción, por ejemplo, son las verduras o ensaladas como primer plato; como segundo plato podemos incluir raciones pequeñas de pescado o carne magra o huevo con guarniciones vegetales y, de postre, la fruta suele ser lo más recomendado.
Cada vez es mayor el compromiso empresarial en promover hábitos de alimentación saludables
En el caso de decidir hacer una comida rápida, en los bocadillos se pueden utilizar diferentes tipos de pan como integrales, multicereales o pita y rellenos con queso fresco o verduras asadas. Si buscamos una ensalada completa podemos optar por arroz, legumbres o pasta; y/o carne o pescado.
El etiquetado nutricional debe ser completo en valores calóricos y composición de posibles alérgenos. En la actualidad va en aumento la controversia creada en torno a los productos sin gluten. Se estima que el 1 % de la población padece celiaquía, es decir, son intolerantes al gluten. El gluten es una proteína que se encuentra en la semilla de muchos cereales como trigo, centeno y cebada. A ella se debe la elasticidad de la masa de harina que da consistencia y esponjosidad a panes, alimentos de repostería o la pasta. Su carácter genético e inmunológico requiere de una adecuada atención médica para su diagnóstico y tratamiento. En los últimos tiempos ha aumentado el consumo de productos sin gluten entre personas que no sufren ninguna patología que impida su ingesta, bajo la creencia errónea de que así se produce una pérdida de peso. Las personas con celiaquía suelen ser delgadas por problemas de mala absorción de su enfermedad de base y no por dejar de comer gluten. El sabor y la textura de los alimentos sin gluten se suelen preservar con sustitutos como azúcares, grasas, sodio y otros conservantes. Por tanto, el concepto de saludable queda en entredicho.
En marzo de 2017, veían la luz los resultados de tres estudios científicos donde las dietas libres de gluten, en personas sin enfermedad celíaca, se asociaban al riesgo de desarrollar diabetes. Los datos fueron avalados por investigadores de la Universidad de Harvard, en colaboración con la American Heart Association.
Son habituales en los lugares de trabajo las máquinas expendedoras de alimentos, bebidas y snacks etiquetados como light, sugar-free o gluten-free. Ante la tentación de consumirlos, merece la pena realizar una autoevaluación sobre alimentación y estilo de vida. Algunas empresas facilitan distintos tipos de cuestionarios, para llevarlo a cabo en colaboración con el servicio médico y de prevención. Se informa también del calendario sobre frutas, verduras, carnes y pescados de temporada. A nivel institucional, la Plataforma Tecnológica Food For Life-Spain (PTF4LS), promovida por los Ministerios de Economía y Agricultura, pretende dinamizar en I+D+I para la Industria de la Alimentación y Bebidas. Dispone de un grupo de trabajo para Salud, con numerosas líneas de investigación como alergias e intolerancias nutricionales, salud ósea y muscular.
El objetivo es claro: saciarnos de buena salud
Dra. Sonia Vidal
Jefa Unidad de Investigación Hospital Asepeyo Coslada