Somos el segundo país, después de Japón, con mayor esperanza de vida. La media de edad alcanzada es de 83 años, 80 años para varones, 86 para mujeres. Sin duda estamos ante un gran logro pero seguramente, en algunas ocasiones, todos nos hemos preguntado si merece la pena llegar a esas edades en según qué condiciones.
En la actualidad, algunas personas están llegando a una edad aproximada de 120 años. La explicación a esto viene dada por ciertas estructuras genéticas como son los llamados telómeros. Estas estructuras corresponden a zonas terminales de los cromosomas que los protegen frente a agresiones externas e internas.
¿Cómo es el proceso de envejecimiento celular?
En condiciones normales, las células se dividen y van perdiendo una parte del extremo de sus cadenas de ADN, en definitiva, se van acortando los telómeros. Esto haría que división tras división celular, el ADN ya no se pueda dividir más y la célula muera. Al número de veces que se puede dividir una célula hasta morir es lo que se llama el límite de Hayflick. Para una célula humana somática, puede estar en torno a 50-70 divisiones. Hay células especiales como son las células germinales (espermatozoides/óvulos) y las hematopoyéticas (sangre) cuya división se mantiene casi indefinidamente. Desgraciadamente las células tumorales se duplican, incontroladamente, de la misma forma.
Para este mantenimiento de los telómeros y, por tanto, de la división celular, necesitamos que esté activa una enzima llamada telomerasa. Sus niveles altos mantendrían durante más tiempo vivas las células, por tanto, en teoría, más vida. El problema de su actividad excesiva es que puede exacerbar la actividad tumoral.
La solución podría estar en los descubrimientos del profesor Juan Carlos Izpisua. De manera simple, su descubrimiento se explica como un “corta-pega” de determinadas secuencias de genes en los cromosomas. Si sabemos los genes que desarrollan un tumor, los cambiamos por unos sanos y no existiría el problema de desarrollar cáncer a pesar de estimular al organismo con telomerasa, por ejemplo. Hoy por hoy, esto no es posible.
El elixir de la eterna juventud
Este elixir existe desde tiempo inmemoriales, pero uno de los pasos científicos más llamativos fue el iniciado por Brown Sequard, que de una manera intuitiva empezó a preconizar que había alguna sustancia en los extractos de testículo animal que podría tener efecto vigorizante. En 1936 se descubrió la testosterona y comenzaron a estudiarse sus efectos en la salud humana.
El déficit de testosterona no sólo se nota en la esfera sexual, que es lo primero que piensa todo el mundo. Hay otra serie de síntomas que pasan más desapercibidos y que son sumamente importantes: falta de concentración, trastornos del sueño, pérdida de tono muscular, osteoporosis, ausencia de vitalidad, depresión, caída de cabello.
Los suplementos de testosterona en el hombre pero, también, en cantidades mínimas en la mujer, pueden tener unos efectos beneficiosos en la salud. A raíz de esto, se han ido valorando los niveles de hormonas a lo largo de la edad, viendo la necesidad de mantener otras hormonas también en niveles en el rango alto de la normalidad. Se ha desarrollado un tipo de medicina que se denomina Age Management, antes también llamada antiaging. Este último concepto ha ido despareciendo porque, hoy por hoy, no hay nada que evite la edad, pero sí intentar envejecer con salud.
Claves para un envejecimiento saludable
Si como vemos, cada vez vivimos más, debemos envejecer con salud. La medicina del envejecimiento no es la geriatría. Se trata de una medicina en la que como dice uno de sus precursores, el Dr. Jeffry Life, lo normal no es lo óptimo. Hay que tener los parámetros de ciertas hormonas, vitaminas y otros elementos corporales en límites que puedan corresponder a la actual normalidad para un individuo joven.
La medicina del envejecimiento con salud (age management), es llamada la medicina de las 6 “P”:
- Personalizada: no es igual para todos
- Predictiva: estudia lo que puede ocurrir en un determinado individuo
- Preventiva: se ponen las medidas necesarias para evitar riesgos
- Proactiva: el paciente debe estar dispuesto a implicarse en sus actividades y tratamientos
- Participativa: el paciente participa en la toma de decisiones terapéuticas
- Placentera: debe convertirse en un hábito deseable para el paciente
Los pilares básicos del age management son: cese y limitación de hábitos tóxicos, actividad, ejercicio físico y deporte, dieta saludable, suplementación nutricional, equilibrio hormonal y metabólico, sueño y descanso apropiados, salud conductual y neurocognitiva.
Pero quizá sea todo un producto de la sociedad de consumo, ya que la medicina del envejecimiento o age management, que resulta más chic, podría resumirse en medicinas tan tradicionales como la medicina preventiva y la medicina activa.
Dr. Carlos Balmori
Urólogo Hospital Asepeyo Coslada