Con la llegada del verano las temperaturas suben, los días son más largos y pasamos muchas horas al aire libre. Nos apetece pasear, hacer deporte o sencillamente disfrutar del sol en la playa o en la piscina. Y es que son muchos los beneficios que aporta al organismo, entre ellos el absorber la tan necesaria vitamina D, pero también cabe recordar que la exposición en exceso y sin protección solar puede causar enfermedades y lesiones que pueden evitarse fácilmente utilizando una crema solar adecuada para cada tipo de piel.
Evita exponerte durante las peores horas
Aunque la clave para prevenir patologías, arrugas, manchas o quemaduras radica en no excederse en las horas que uno se expone al sol, sí que puede hacerse de forma segura evitando las horas más intensas, es decir, desde las 12 de la mañana y hasta las 17 h de la tarde. Tal y como recuerda la doctora Pilar Gil, especialista del Departamento de Dermatología de la Clínica Universidad de Navarra, esas son las horas en las que el sol incide con más fuerza y las quemaduras, insolaciones, y consecuencias negativas de este se aceleran.
Actualmente existen en el mercado una multitud de marcas y tipos diferentes de cremas solares, pero es muy importante elegir la que mejor se adapte a cada tipo de piel y edad. La protección no será la misma para adultos que para niños, ya que esta última es más sensible a los rayos ultravioleta. También habrá que considerar cada tipo de piel para que la efectividad de la crema solar sea del 100%.
¿Qué aspectos debemos tener en cuenta?
Dejarse asesorar por un profesional siempre será la mejor opción porque, a menudo, se adquieren las cremas solares sin saber si es la que más conviene y desconociendo las posibles alergias que podrían producir ciertos ingredientes presentes en algunos productos. Así pues, a la hora de elegir, hay que tener en cuenta, sobre todo, los siguientes factores:
- El índice de protección solar (SPF, según sus siglas en inglés)
Indica el número de veces por el que se multiplica el tiempo que se puede permanecer al sol sin quemarse. Pero, tal como apuntan desde La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) “aunque no se queme, la piel sufre. Incluso las cremas que ofrecen un índice de protección solar más elevado no bloquean el paso de las radiaciones ultravioletas, por lo que no protegen al 100%.” - La presentación del producto
Si es gel, si es en spray, crema, emulsión, brumas, etc. Según si se tiene la piel seca, grasa o más sensible, es recomendable utilizar un formato u otro:- Crema: es la favorita de los dermatólogos, son parecidas a una crema hidratante y pueden aportar color.
- Formato gel: es bueno para las pieles grasas, ya que dejan un tacto seco, mientras que las emulsiones son mejores para las pieles secas por su mayor grado de hidratación.
- Sprays: son muy cómodos y rápidos de aplicar, es el método más recomendado para los niños pero debemos extenderlos para asegurarnos que llegue a todas las zonas. El formato de barra es perfecto para llevarlo en el bolso o mochila y reaplicar allí donde nos quemamos frecuentemente, como la frente o en el pecho y, finalmente, el aceite se recomienda usarlo en pieles secas porque en las pieles más grasas pueden crear reacciones o granitos.
- La resistencia al agua o la presencia o ausencia de determinados aditivos o conservantes, como los perfumes o los parabenos.
Además, es importante recordar que hay que repetir la aplicación de manera frecuente, cada poco tiempo, incluso en días nublados, y aunque estemos en el agua o en la sombra.
Desde la OCU, recuerdan también que los usuarios elijan una crema solar que proteja tanto de los rayos UVA (responsables del envejecimiento de la piel) como de los UVB (causantes de las quemaduras). Ambas radiaciones son factores de riesgo para el desarrollo de diversos cánceres de la piel.
Si bien es cierto que pieles más pálidas necesitan mayor protección que las pieles oscuras, es importante ir reaplicando la protección solar para evitar quemaduras o golpes de calor severos. La protección de 30 es la recomendada para uso diario en cualquier tipo de piel. El número que aparece en el protector solar está relacionado con el tiempo que se puede permanecer al sol sin quemarse, siendo una protección de 50 más duradera que una de 30.
De media, tardamos 10 minutos en quemarnos, por eso, si multiplicamos el número por diez, obtenemos los minutos que podemos permanecer al sol con esa crema. Aún así, siempre se recomienda aplicar protector solar cada dos horas.