La gamificación es el uso de mecánicas de juego aplicadas en entornos no lúdicos con el fin de potenciar la motivación y/o reforzar conductas.
En contra de lo que se pueda pensar gamificar no es jugar. Gamificar es utilizar técnicas psicológicas para conseguir que los participantes de una actividad no recreativa experimenten las mismas sensaciones que cuando juegan. Cuando una persona decide participar en un juego acepta retos planteados, se somete a límites y reglas y participa en un proceso de aprendizaje con el único fin de experimentar sensaciones positivas. Al usar la gamificación queremos conseguir que una tarea considerada a priori “aburrida” o “seria” pase a percibirse como “divertida” o “positiva”.
¿Cómo repercute la gamificación en la formación y sensibilización en prevención de riesgos laborales?
- Incrementa la motivación: La motivación se relaciona, en este caso, con la voluntad y con el interés que se muestra hacia la prevención de riesgos en el trabajo, e implica repercusiones positivas en el rendimiento de la organización, como la reducción de la accidentalidad o el absentismo, por citar un par de ejemplos.
- Genera expectación: La curiosidad y la novedad provocan un “efecto llamada” hacia el resto de trabajadores que aún no han participado en la experiencia.
- Propicia la creación de un entorno fail-safe: Lo informal del entorno creado de manera gamificada a la hora de impartir formación hace que se reduzca el miedo a equivocarse o al ridículo, lo que aumenta la participación.
- Modifica el paradigma formativo tradicional memorístico: El trabajador pasa a tomar un papel activo en las formaciones, se involucra, toma decisiones, dispone de autonomía y aprende.
- Fomenta la cohesión social: El ambiente lúdico ayuda a reforzar habilidades y conocimientos, y estimula la unión y la competencia sana del grupo.
- Genera un refuerzo positivo ante la idea de prevención.
Para conseguir que una estrategia de gamificación tenga éxito, se deben conocer los principios psicológicos de la motivación humana. Si solo se otorgan “puntos” y “medallas”, sin conocer dichos principios, lo único que se consigue es un cambio superficial, simplemente estético del sistema que se pretendía mejorar. Otorgar “medallas” o “trofeos” en un entorno laboral donde los trabajadores son sancionados por los incumplimientos es ineficaz, tendiéndose en estos casos a culpar a la metodología cuando el problema es la ausencia de una verdadera cultura preventiva.
Pepa Castillejo
Gerente de Exyge Consultoría para la Excelencia