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Las peligrosas explosiones de gas 

Cada año se producen explosiones de gas y, en ocasiones, lamentablemente se pierden vidas humanas, además de edificios e instalaciones. Recientemente lo hemos visto en la explosión de un edificio, en Madrid. Encender una cerilla en presencia de una nube de gas puede provocar una auténtica catástrofe.

El gas es un combustible con un gran poder calorífico, que constituye una fuente de energía  muy utilizada en nuestro entorno, principalmente en temas de calefacción, climatización, agua caliente sanitaria y cocinas. Su gran peligrosidad radica en su capacidad para provocar explosiones, incendios e intoxicaciones. 

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¿Qué es un gas?

Los gases más comunes son:

  • El gas natural de origen natural, cuya composición es fundamentalmente metano (entre el 79 % y el 97 %), y pequeños porcentajes de otros gases como CO2, N2, etc.
  • El butano y el propano son gases licuados, que se obtienen de la destilación del petróleo.

De los gases hay que destacar varios aspectos. El primero de ellos es que el gas no es visible a simple vista y tiende a ocupar todo el volumen del espacio donde pueda expandirse. Una vez producido el escape, el gas lo ocupa todo. Otro aspecto es que no todos los gases actúan igual: unos son más pesados que el aire y se acumulan en el suelo (propano, butano), y los menos pesados que el aire (metano) tienden a acumularse en el techo.

Este hecho nos condicionará la ubicación de los detectores de gases y de las rejillas de ventilación. En el caso del metano (gas natural), las rejillas y detectores han de situarse lo más próximas al techo, y para el butano y propano se situarán lo más cercano al suelo. De aquí también deriva la prohibición de almacenar y tener instalaciones de butano y propano en sótanos.

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¿Cómo se producen las explosiones de gas?

Uno de los aspectos más importantes es determinar a partir de qué proporción de mezcla con el aire es capaz de inflamarse y provocar la explosión. Sería el denominado Límite Inferior de Inflamabilidad (LII), así como el valor a partir del cual su proporción es tan elevada que impide la combustión, el llamado Límite Superior de Inflamabilidad (LSI).

La explosión se producirá si la nube con un tanto por ciento de concentración de gas superior al LII e inferior al LSI contacta con un foco de ignición que le proporcione una energía mínima de activación.

Otro factor importante a tener en cuenta es que los gases son inodoros; es decir, que por sí mismos no huelen. Unos elementos que ayudan a su detección son los odorizantes, que se añaden a los mismos y les proporcionan un olor característico. En el caso del butano y el propano se añade mercaptano derivado del azufre, que proporciona un fuerte olor a cebolla y ajo, y para el gas natural se emplea tetrahidrotiofeno (THT), que proporciona un olor a huevo podrido. No obstante, la detección del gas puede llevarse a cabo mediante detectores. Existe una normativa reglamentaria que obliga a realizar inspecciones periódicas. Pero, al final, los usuarios tienen que responsabilizarse del uso y el mantenimiento de sus aparatos.

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¿Qué hacer ante una fuga de gas?

En el caso de detectar una fuga de gas, recomendamos:

    • No generar fuentes de ignición.
    • No se debe encender ni apagar una luz o cualquier aparato eléctrico (linterna, motor, etc).
    • No encender un cigarrillo o una cerilla, o cualquier aparato de llama.
    • Evitar la producción de roces, fricciones o choques metálicos que puedan ocasionar chispas.
    • No usar el teléfono móvil.
    • La electricidad estática, puede también provocar la energía mínima necesaria para que se produzca la ignición.
    • Abrir todas las puertas y ventanas, y ventilar bien la zona, teniendo en cuenta dónde se acumula el gas, si es en el techo o en el suelo, y manteniendo las rejillas despejadas, sin obstáculos que impidan o dificulten la ventilación.
    • Cerrar la llave de paso del suministro de gas.
    • Abandonar el recinto, situándonos a una distancia prudente, y vigilando que no entre nadie en el mismo.
    • Avisar al servicio técnico.

Cuidar y mantener adecuadamente instalaciones y aparatos, haciendo un seguimiento continuo, son aspectos clave para prevenir los accidentes.

 

Joan Pau Esplugas
Director del Área de Seguridad en Instalaciones y Equipos
Dirección de Prevención de Asepeyo

 

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