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Mascarillas frente al coronavirus. ¿Realmente las necesitas?

La respuesta es SÍ

Hace dos meses, a causa de las noticias que nos llegaban, vimos un aumento del uso de mascarillas en nuestro entorno cercano. Había desabastecimiento y quienes realmente las necesitaban (una persona con inmunodeficiencia, por ejemplo) tenían  problemas para conseguirlas.

Hoy en día, el uso de las mascarillas se está convirtiendo en un hábito diario. Un alto porcentaje de la población sale de casa con ella puesta y, por tanto, ha dejado de ser algo aislado, para ser algo cotidiano.

La mascarilla es una de las medidas más eficaces para la protección frente al coronavirus. Usarlas de la manera correcta, atendiendo a un buen ajuste, es primordial.

El uso obligatorio de mascarillas para prevenir el coronavirus se ha ido regulando, poco a poco. Desde el pasado 4 de mayo son obligatorias en el transporte público, ya que es innegable que no se puede garantizar una distancia de 2 metros entre personas. Por tanto, era muy recomendable usar la mascarilla como medida preventiva., siempre que no se pudiera garantizar el distanciamiento social.

Las mascarillas, también, son obligatorias en determinados centros de trabajo, como medida preventiva.

Y a partir del 21 de mayo, su uso ya es obligatorio en espacios públicos cerrados, y en espacios abiertos donde no se pueda mantener la distancia de seguridad, para mayores de 6 años, sin patologías respiratorias que contraindiquen su uso (más información en la Orden SND/422/2020, de 19 de mayo).

En este sentido, es esencial el ajuste y mantenimiento de la mascarilla, y evitar manipularla en el tiempo que la llevamos puesta, eso nos va a garantizar que realice su trabajo de manera adecuada.

Pero antes de entrar en materia, es IMPORTANTE que veas primero este vídeo, en el que explicamos las medidas higiénicas apropiadas para evitar el contagio del coronavirus.

 

No todas las mascarillas son iguales y queremos explicarte, brevemente, los diferentes tipos que existen y cómo debes utilizarla para que realmente te proteja.

¿Sabes cuáles son los principales tipos de mascarillas?

Por un lado, tenemos la mascarilla quirúrgica o médica, que es la que vemos en ambientes clínicos. Tiene como objetivo proteger al paciente de una posible contaminación del personal sanitario, y que el aire exhalado sea filtrado lo máximo posible para evitar contaminar a las personas que tenemos cerca.

Al no estar diseñada para filtrar el aire inhalado, no puede considerarse EPI (Equipo de Protección Individual, de acuerdo con el Real Decreto 773/1997), porque no busca filtrar el aire que respiramos, sino filtrar el aire que expulsamos durante la respiración, al toser o estornudar.

Se clasifica por su eficacia en la filtración bacteriana (tipo I: <= 95% y tipo II: <= 98%) y de la presión de resistencia a las salpicaduras (tipo R: <= 120 mm de Hg), que protegería contra proyección de fluidos biológicos (por ejemplo, la sangre).

En cambio, la mascarilla autofiltrante que sí es EPI (equipo de protección individual) cumple otros requisitos de control y normas (Real Decreto 1407/2009), porque su finalidad es filtrar el aire inhalado, evitando que los contaminantes entren en nuestro sistema respiratorio.

La más parecida a la mascarilla quirúrgica es la mascarilla autofiltrante FFP (Filtering Face Piece), capaz de filtrar partículas y aerosoles (micro gotitas).

 

CLASE DE PROTECCIÓN % RETENCIÓN (% FUGA) Factor Protección Nominal
FFP1 78% (22%) 4
FFP2 92 % (8%) 12
FFP3 98 % (2%) 50

norma UNE-EN 149                                                                                                                                                                                                             FPN = 100 / %Fuga

Para comprender mejor esta tabla, descárgate la guía para la selección de equipos de protección respiratoria.

¿Cómo podemos comprobar el ajuste correcto de la mascarilla autofiltrante que es EPI?

Es importante que la mascarilla sea la adecuada para el riesgo frente al que nos protegemos, y que se ajuste a nuestras características físicas. Debe ser adecuada a nuestra fisionomía, a nuestro rostro, y debe ajustarse perfectamente para evitar que el aire que pueda estar contaminado pase entre nuestra cara y la mascarilla, eludiendo el material de filtración que evitaría que estuviéramos expuestos al riesgo.

Es muy importante concienciar sobre la comprobación de un buen ajuste en la mascarilla, porque si no ajusta bien no protege. Debemos ser capaces, por tanto, de sensibilizar a los responsables o mandos para que tengan en cuenta:

  • El nivel de protección de la persona en función de sus características físicas.
  • La selección del equipo que se ajuste mejor al usuario en cuanto a tallas y a modelos.
  • La importancia de un ajuste correcto mediante un test de ajuste

¿Qué métodos de ajuste conocemos?:

  • Método cualitativo: el trabajador será expuesto a un producto determinado (entre los que destacan la sacarina o el Bitrex), y está basado en los sentidos del usuario.
  • Método cuantitativo: mediante un método cuantitativo, mediremos las posibles fugas que tiene el equipo.

Ambos métodos comprueban el ajuste realizando 7 ejercicios de un minuto cada uno, que son:

  • Respirar de forma normal.
  • Respirar profundamente.
  • Mover la cabeza de un lado a otro.
  • Mover la cabeza arriba y abajo.
  • Leer o hablar en voz alta.
  • Flexionar el cuerpo por la cintura.
  • Volver a respirar de forma normal.

Teniendo en cuenta que el método cualitativo depende de las percepciones del individuo, es preferible siempre poder realizar la prueba mediante un método cuantitativo.

¿Qué resultados obtenemos al pasar el test a las mascarillas?

Hemos realizado un test de ajuste cuantitativo, mediante el equipo PORTACOUNT  PRO+ 8038, a 3 tipos de mascarillas fácilmente identificables: una mascarilla EPI FFP3 (con válvula de exhalación), una mascarilla EPI FFP2 (con válvula de exhalación), y una mascarilla quirúrgica IIR.

 

uso-mascarilla-coronavirus

 

Los resultados que hemos obtenido, realizados por una persona entrenada, buscando siempre el mejor ajuste posible y con la mejor protección a los riesgos ambientales al que está expuesto, son:

Pruebas según protocolo FFP3 FFP2 QUIRÚRGICA
Respiración normal + 200 + 200 2
Respiración profunda + 200 + 200 2
Moviendo la cabeza de lado a lado + 200 + 200 2
Moviendo la cabeza de arriba abajo + 200 + 200 2
Hablando + 200 179 2
Doblando el cuerpo por la cintura + 200 + 200 2
Respiración normal + 200 + 200 2

Los valores obtenidos nos indican que son aptas como EPI respiratorio las dos mascarillas FFP, pero la mascarilla quirúrgica no tendría un ajuste válido para trabajar expuesto a un contaminante. Es decir, una gran parte del aire respirado no sería filtrado por ella.

Por tanto, la conclusión es…

La finalidad de la mascarilla quirúrgica, por su diseño, es adecuada para evitar que quien la porta pueda contaminar a su entorno. Su tejido recoge las microgotas que podemos exhalar al respirar, pero es más difícil que retenga todas las partículas existentes en el ambiente cuando inhalamos, ya que no sella su perímetro.

Las mascarillas que son EPI tienen que cumplir unos requisitos específicos para evitar la inhalación de contaminantes (en este caso polvo y microgotas). Y en muchas ocasiones se diseñan con válvulas de exhalación para favorecer la respiración y eliminar el calor de nuestro aliento. También existen algunas mascarillas que cumplen las dos normas y permiten su uso como EPI y como mascarilla sanitaria (éstas no disponen de válvula de exhalación).

En conclusión, en los hospitales se utilizan:

  • Mascarillas quirúgicas para aquellas personas contagiadas o que puedan estarlo, para evitar contagiar a otras personas.
  • Mascarillas autofiltrantes FFP2 o FFP3 para personal sano que pueda estar en contacto con personas contagiadas o que puedan estarlo, para evitar contagiarse.
  • Mascarillas autofiltrantes FFP3, para personal sanitario que realice con pacientes procedimientos que generen aerosoles, como la intubación traqueal, la traqueotomía, la reanimación cardiopulmonar, etc.


Estas medidas SIEMPRE deben estar acompañadas con otras como el lavado de manos, etc.

Y frente al coronavirus…

Cuando no hay posibilidad de distanciamiento social, se debe usar una mascarilla, para proteger, y protegernos. Usarla de manera correcta es esencial.

Además, debemos tener en cuenta que en el uso de mascarillas autofiltrantes FFP2 o FFP3 con válvula de exhalación, el portador de la mascarilla está protegido frente a un posible contagio, pero el aire exhalado puede estar contaminado (enfermo asintomático o que no ha desarrollado la enfermedad), por lo que sería recomendable que se use junto con una mascarilla quirúrgica para poder proteger a los demás.

Recientemente, hemos realizado un estudio en nuestro Centro de Investigación e Innovación en Sant Cugat, y hemos comprobado que la combinación de la mascarilla autoflitrante FFP2 con una mascarilla quirúrgica multiplica por 100 el factor de protección frente al Covid -19.

Si quieres más información, atento a este vídeo sobre el ajuste, en el que hemos utilizado una cámara térmica.

Si estás interesado en cómo realizar el test de ajuste, apúntate a uno de nuestros talleres en el mail prevencion@asepeyo.es, y recuerda que cuentas con el espacio web Coronavirus y prevención de riesgos laborales, en nuestro Portal de Prevención.

Inmaculada Lojo y Manuel Cortizas
Consultores en Prevención de Asepeyo

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